Del colegio al matrimonio
Él es Cris y yo soy Yesi.
Fue un miércoles 09 de agosto del 2004, lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
El primer día de clases de mi bachillerato. Estaba nerviosa, no conocía a nadie. Comencé a hacer plática con una compañera Mary y nos hicimos amigas. Después conocimos a otras dos compañeras y se unieron a nosotras.
Todo iba bien, pero de repente ahí estaba el, sentado detrás de mí y sin despegarme la mirada de encima. Yo no le tomaba importancia. No era muy atractivo y realmente no me llamaba la atención, así que continué con mi clase. De repente escucho una voz temblorosa pidiéndome que le pasara un lápiz. Cuando volteé, era él. Me agache y le entregué el lápiz, lo que él agradeció con una sonrisa.
Cuando llego la hora de salida, nos apresuramos mi amiga Mary y yo e íbamos caminando por la avenida que da a mi casa. De pronto, al voltear, él estaba ahí detrás de nosotras pidiendo que le esperáramos y así fue, nos pregunto que si vivíamos en “El Sauz”, a lo que yo conteste: “yo sí pero ella no”. Él, un poco nervioso, quiso disimular su interés preguntando si mi nombre en verdad era Yesica y le dije que sí, pensando que era un tonto. El nombre de mi amiga no lo recordó. ¿Qué raro, no?
Los días de clase continuaron y conforme pasaban los días ese chico me iba agradando. Era gentil, gracioso y súper tierno. Además comenzaba a atraerme su físico, pero, ¿gustarme? No lo creo, era solo un buen amigo.
Poco a poco, comenzó a acercarse más a mí, pero con timidez, y a María mi amiga le hablaba bastante bien. Entonces, ahí ocurrió. Comencé a sentir coraje, pero no quería aceptar mis verdaderos sentimientos, hasta que un día comencé a alejarme de él porque me dolía mucho el imaginarlo a él con María. Pero cuál fue mi sorpresa. Él noto mi distanciamiento y pregunto muy preocupado qué era lo que me sucedía. No lo podía creer, le importaba. Le respondí diciéndole que a él le agradaba María y que yo no quería interferir entre ellos, a lo que él contesto que estaba bastante equivocada y me abrazó, fue todo tan lindo…
A partir de ese día comenzamos a mirarnos tiernamente durante las clases. Él me abrazaba y me trataba tan maravillosamente que ni yo creía estar viviendo eso tan lindo. Pasó el tiempo y los abrazos eran más continuos y llenos de amor, pero como mis amigas eran bastante reservadas me comentaron que no era correcto abrazar a un chico que no era mi novio, a lo que yo quede confundida y decidí no hacerlo más.
De nuevo, él noto mi distanciamiento y charlamos al respecto. Él me contesto con una carta lindísima en donde me decía que me quería muchísimo y que a él no le importaba lo que dijera la gente, que me iba a proteger y cuidar para que nadie me faltara al respeto. Y así fue.
Pasaron dos meses y el decidió hacerme la pregunta tan esperada… Yo estaba fuera de un cyber café y llego, se puso frente a mí y comenzó a decirme: “Necesito hacerte una pregunta, pero ya creo saber lo que me vas a contestar ¿Quieres ser mi novia?” yo me quedé perpleja y guarde silencio por un momento tratando de controlar mis nervios y mi emoción. Después de que recobré el aliento conteste: “¿Ah, sí? ¿Y qué crees, que te voy a contestar?” a lo que él respondió que sí. Entonces sólo pude decir: “Pues acertaste”. Todo se tornó color rosa, las mariposas querían salir de mi estomago y nos abrazamos fuertemente hasta que llegó la hora de regresar a clase.
De ahí en adelante estuvimos juntos, nos dimos nuestro primer beso un mes después. Pasamos nuestra primera navidad juntos y fue maravilloso, pasamos momentos increíbles juntos hasta que, un 07 de febrero del 2005, le dije que no quería continuar con el, que necesitaba dedicarme a mis estudios y que no podía distraerme con él. Aún recuerdo la cara de tristeza y desaliento que lo cubrió, pero respetó mi decisión como siempre lo había hecho.
Paso una semana y no aguantaba más. Él dejo de hablarme, yo estaba con el corazón roto, lloraba día y noche por la falta de su amor, hasta pensé que andaba de novio con otra compañera y me dolió muchísimo. Entonces el día 14 de febrero le entregue una carta diciéndole que lo quería y él me la respondió de la manera menos esperada, me dijo que jamás me iba a olvidar, porque yo era el único y verdadero amor de su vida y que siempre lo iba a ser.
Entonces el día 18 de febrero me atreví y le pregunte el por qué de su distancia hacia mí. Salimos del salón y comenzamos a charlar, me dijo que le lastimaba mi presencia porque me amaba demasiado. Yo me quedé atónita y pregunté qué deseaba y él me dijo que quería regresar. Entonces llegó el maestro y ambos nos metimos a clase. A la salida me esperó y nos fuimos caminando. Me pregunto qué quería hacer. Entonces le di el sí, él no sabía qué hacer. Me abrazo tan fuerte y me besó con las lagrimas en los ojos, pidiéndome que jamás volviera a repetir eso.
A partir de ese momento comenzamos una relación distinta. Nos amábamos aun más y los dos éramos los novios más felices del mundo. Nos entregamos en cuerpo y alma el uno al otro, aun recuerdo la primera vez. Ambos estábamos tan nerviosos y llenos de temor. Apagamos la luz y se acercó lentamente a mí, acariciándome suavemente y diciendo una y otra vez lo mucho que me amaba. Yo lloraba de felicidad y de amor por él. Todo era tan maravilloso mejor que un cuento de hadas, hasta que en el 22 de febrero de 2008 todo cambió.
Salimos de mi casa por la noche y llegamos a un restaurante muy elegante. Nos sentamos en el balcón desde donde se miraba la luna y las hermosas estrellas que brillaban más que otros días… la música romántica. Todo era perfecto. Pedimos de cenar y unas pequeñas copas. Cuando terminamos de cenar, él se acerco a mí y susurrándome al oído me dijo que yo era lo más importante para él, que él sin mí no era nada, que era una gran mujer y el amor de su vida y que por esa razón quería pedirme que fuera su esposa. Yo estaba emocionada y sólo lo abracé dándole el sí. Todos en el restaurante nos miraban con ternura y nos felicitaron por nuestro nuevo compromiso.
Ahora Cris y yo planeamos felizmente nuestra boda que será en febrero de 2009. Ese hermoso mes que, como se darán cuenta amigos míos, es el mes que más ha marcado nuestras vidas y sobre todo nuestra relación.
Bueno, sé que mi historia fue algo larga pero espero que les haya gustado.
Y a ti, mi hermoso ángel (Cris), sabes que te amo más que a nada en el mundo y sé que juntos seremos más que felices. Eres el hombre más maravilloso del mundo. Te adoro y daría mi propia vida por ti. Gracias, amor mío, por darle luz a mi vida y revivir mi corazón.
(Anónimo)
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