Las heridas no se curan con arrepentimiento
Hola, les mando esta, mi historia de amor, porque necesito desahogarme.
Debo decir que esta historia que voy a contarles no se trata del amor de mi vida. He tenido otro amor, que he llamado siempre el amor de mi vida, que dejo más heridas que buenas cosas y que se convirtió en una verdadera tortura para mí, porque no puedo olvidarme ni dejarlo atrás y sufro mucho.
Pero esa es otra historia, es la historia de ese hombre que me di cuenta que aunque no fue es el más importante de mi vida, lo sueño todas las noches, porque él ha dejado en mi vida una marca, una huella, que nadie dejo nunca y que es más importante que cualquier otra cosa: un hijo, un bebé que llevo hace siete meses en mi vientre, y que va nacer en septiembre.
Tengo 18 años y el padre de mi hijo se llama Sebastián, lo conocí de pequeña, porque es el hermano de una amiga, pero él siempre estuvo con su mujer y su hijito, y yo era muy chica, pero me gustaba, siempre me gusto.
Cuando fui un poco más madura, a eso de los 13 ya para 14, tuve una cita con él, me llamo para vernos, y nos encontramos cerca de mi casa. Recuerdo que se produjo una tormenta que parecía partir la tierra y nos empapamos completamente, nos estuvimos besando bajo la lluvia como dos locos de amor y casi llega a ser mi primer hombre pero no sucedió.
De ahí en adelante seguimos hablando por teléfono y creí estar enamorada de él, hasta se lo conté a una amiga y me dijo que me quedara embarazada para enganchármelo. Por supuesto eso era una locura y yo era una nena, así que con el tiempo todo eso se fue esfumando. Él siguió con su vida y yo con la mía.
El destino que es tan loco, me lo trajo de vuelta a mi vida, cuando yo sufría un gran desamor, yo ya era más grande, 17 años y entendía más sobre el amor. Sebastián consiguió mi número y empezó a mensajearme, fue entonces cuando él me dijo, que las cosas con su mujer iban mal como siempre, que incluso dormían en distintas camas, y que si yo le decía que iba a darle una oportunidad, él la dejaba.
Me sentí muy presionada ante esa propuesta, no quería ser la causante de que él abandonara su mujer e hijo, además no sabía si podía brindarle el amor que me pedía. Pero me dijo que de todos modos yo no iba a ser la causante, que él ya no la quería más y que siempre había querido tener una oportunidad a mi lado. No pude decirle que no, aunque jamás creí que la historia terminara así. No creí que la iba a dejar, no le creí para nada, pero fue en menos de tres días, que él estaba ahí, en la casa de la madre y empezamos una relación de la que me sentí muy feliz y animada, nos llevábamos bien, hasta lo presente en mi casa y todo fue tan rápido que en menos de dos meses estábamos viviendo juntos en mi casa.
Pero no me duro nada la dicha, siempre recibía mensajes y amenazas de la ex, diciéndome que él seguía viéndose con ella, que yo era un capricho más y que tarde o temprano me iba a dejar como hacia siempre. Hasta su madre me decía que eso iba a pasar, y también le decía a él que yo no lo amaba porque yo estaba enamorada de otro, que cuando me cansara lo iba a dejar, y así vivíamos entre enredos, y celos continuamente. Me empecé a volver loca de celos y a reprocharle todo, ya ni quería que fuera a ver a su hijo, porque para mí él seguía con ella, lloraba todo el tiempo hasta que volvía y lo maltrataba, y en las noches ni nos tocábamos, parecíamos un matrimonio de años. A él le decían que yo me veía con ese otro del que siempre había estado enamorada y aunque no puedo negar que me vi un par de veces, no paso nada, ni siquiera me tendría que haber detenido a hablar, pero esa fue la época en la que ese otro hombre, se jugó por mí, para darme lo que por años rogué, pero le dije que no. mi vida ya estaba armada, Sebastián y yo hasta buscábamos un bebé, por eso yo no podía concebir que todas las cosas que me decía su familia y su ex fueran verdad..¿Para qué entonces iba a querer tener un hijo conmigo? yo no entendía nada.
Nada pudo seguir, porque para año nuevo arreglamos que él la pasara con su mamá y yo con la mía, y caí de sorpresa a la casa de su familia y él la estaba pasando con su ex, le mande mil mensajes, hasta le di dos horas para que volviera, tratando de comprender que quizá solo lo hacía por su hijo, pero él no volvió y llegada determinada hora me fui. Después de eso cuando me entere que estaba embarazada volvimos a estar juntos pero cada uno en su casa, aunque él me decía que vivía con el amigo en el galpón del trabajo, muchos me afirman que él estaba con su mujer. Lo cierto es que no iba nunca y yo pasaba horas esperándolo y llorando. Por eso nos empezamos a pelear de vuelta y un día me dijo que si quería abortar que abortara, y esa fue la cosa más cruel que me paso en la vida y una herida que jamás dejo de sangrar. Lo odié con todo mí ser, conocí el odio la bronca, que se apoderaron de todo mi cuerpo de todo mi ser. Recorriendo cada fibra de mi ser el odio me carcomía y decidí olvidarme de él.
Luego seguí yendo a verme y a ilusionarme pidiendo perdón y demostrándome lo feliz que estaba por este bebé, hasta hablamos de los nombres y hicimos mil planes, pero un día me prometió volver por la tarde y ya nunca volvió.
desde entonces hice mi vida, me costo muchísimo…en estos meses me volvió a llamar solo una vez, para decirme lo arrepentido que estaba y que él me amaba pero que no había podido soportar los murmullos, de que ese hijo no era de él, de que yo amaba a otro hombre…ese día por teléfono me pregunto si lo quería un poco, si lo extrañaba, fui tan dura, le dije que no, que yo lo odiaba, que jamás lo iba a perdonar, y desde entonces no ha vuelto a aparecer.
Vive con su mujer, aunque sé que debe llorar lagrimas de sangre cuando su familia le cuenta de mi panza creciendo, de que voy a tener un varón, etc. sé que debe morir por hablarme cuando me ve pasar de lejos. pero los hombres como él, en mi tierra son llamados cobardes, nunca se juegan por nada, vuelven siempre al nido donde están acostumbrados, se revuelcan en barro con tal de no levantar una pared, entonces no vale la pena que lo llore, pero no puedo. Es difícil, porque cada vez que lo veo el corazón se me sale por la garganta, al pensar que en mi vientre llevo un pedacito de él, sangre de su sangre, un ser que quizá tenga facciones de él, y que nunca me va a dejar olvidarlo. Solo sé que este bebé es fruto de mucho deseo, y de amor mucho amor que en algún instante en el que mi bebé se formaba, Sebastián y yo sentimos. Si podes darme un consejo o contarme algo.
(Anónimo)
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