La burbuja azul. Una historia de dos corazones enamorados
No sabía si escribir un poema o aquella historia tan pensada, tan medida palabra a palabra, tan sentida dentro del alma, tan necesario que el no hacerlo sería faltar a tanto cariño, a tanto amor. Cuanto tiempo lo había retenido en mi pensamiento, primero por timidez, luego porque no me siento como un escritor y cuando movieron lo más profundo de mi alma, mi melancolía y mi tristeza hicieron fluir esta historia, que si bien puede ser muy real también puede ser fuente de inspiración de otras más, porque solo son palabras cargadas de mucho amor e inspiración por un cariño que siempre estará allí, como aquella Burbuja Azul, que el viento ve elevarse en el firmamento para estar cerca de Dios.
Una noche de luna llena que estoy solo en un casa mirando el infinito cielo desde la ventana de mi habitación vuelvo a recordarte, Canelita. La hubiese cuidado como una rosa única y delicada. Nada tenía que ofrecerle que no fuese mi amor, y siempre pensó que para ella él era un ser muy especial que apareció en medio de penumbra y de las penas, no tuvo ninguna duda de que era su amado.
Todo empezó una hermosa tarde de Octubre, cuando dos corazones unidos por algo especial que solo ellos sentían y no sabían cómo expresarlo, se encuentran en un Chat de los muchos que hay en Internet, y al conocerse mas, se dan cuenta que había un lazo invisible que entre palabras y palabras se aclaraba mas y surgió una chispa de atracción que mas sonaba a un leve atrevimiento de adolescente inexperto, pero que ambos sentían, se atraían, se gustaban, pero algo les decía mejor no, porque si pasaba algo, quizás no habría freno después, pasaban los días, y esa atracción crecía mas y mas, surgieron varios encuentros, pero cada vez que se veían surgía una timidez profunda que solo los hacía hablar y conversar otras cosas, pero por dentro ambos querían decirse lo mucho que sentían, pero se atemorizaban, y así surgió un fuerza descomunal, que día a día era irresistible y que ambos lo aceptaban.
Él era una persona muy amable, cortés y parecía muy serio y ella era una persona muy cándida y alegre, que cada momento lo hacía especial, el tenia la madurez y sapiencia de la vida y ella tenía la hermosura de su juventud, muy inteligente y claro esta una hermosa sonrisa que con sus ojos penetrantes, hacia tambalear a cualquiera.
Es una noche de primavera con un aire fresco y apacible que da placer a mi sereno rostro y a mi desaprensivo cuerpo. Luego de una exposición me dijo que tenía que retirarse por ser muy tarde y al mirarla a los ojos, me sentí imbuido con su belleza, y mis labios solo recordaban las largas horas en el Chat, donde mil pensamientos hermosos tenia con ella, donde habían tantas palabras hermosas que nos decíamos y en esa breve soledad mi corazón latía al igual al de ella y mis labios se juntaron al de ella, en un hermoso beso, que marcaría toda nuestra vida, y partió, al cabo de 5 minutos me manda un mensaje de texto diciéndome que le había hecho sentir maripositas en el estomago, lo cual me hizo sentir a mí en las nubes.
Pasaron los días, y ese recuerdo llenaba nuestros corazones aún mas, ambos sentíamos que debíamos vernos de nuevo, el lugar no importaba, la hora tampoco, solo queríamos estar juntos, libre de todos y gritar al cielo que nos queríamos. Yo la cite en un Museo aquel día de semana, y entre las habitaciones y en un momento especial, escapándonos de las miradas de la gente, nuestros corazones comenzaron a latir de nuevo, y nuestros labios se mezclaron con el lugar, y nos besábamos como dos adolescentes desenfrenados que solo querían darse mas y mas amor.
Allí, comprendí, que no era algo pasajero, o que quizás el tiempo haría olvidar, era algo real y bello, era algo que sentía y no quería que pase, sentí mucho temor, por cuanto ambos tenemos nuestras familias y sabíamos que lo que hacíamos se escapaba de control y sobre todo que podría afectar a otras personas inocentes, me dije hasta aquí nomas, así que opte por escribirle un email, cortando todo, despidiéndome de ella, de sus besos, de sus caricias y de su belleza, por dentro gritaba, noooooo, no quiero hacerlo, pero debía hacerlo, así que termine la carta y se la mande con mucho dolor y pena, y al cabo de unos instante recibí su respuesta, con un NO contundente, no es justo me decía, lo que sentíamos es original, bello, no me decía, no lo acepto, en el fondo me sentía muy feliz porque sabía q me amaba y yo a ella, y sabíamos que no podíamos terminar, porque nos amábamos profundamente. Conversábamos y yo le pedía hacer buenos amigos, pero no debíamos seguir así, ella dentro de su amor hacia mi acepto esa regla, solo me pedía que siguiéramos siendo amigos, pero en el fondo sabíamos que no iba hacer así, porque donde hay amor no hay límites.
Seguíamos, conectados al Chat, y nuestro amor iba creciendo más, luchábamos por mantener la amistad que nos dijimos respetar, pero no podía hacerlo, mi corazón la llamaba, mi corazón la quería tener cerca, así llegamos a un día inolvidable un 30 de octubre, donde nos citamos en una habitación, y pude sentir su mirada clavada en mi deseando poseerme y yo a ella. Bajo el silencio de la habitación contemplaba aquel hermoso momento cuya imagen deseaba retener en mi mente y en mis ojos. Que serenidad me invadía al respirar el cálido aroma de mujer. Nada podía compararse a ese ambiente de amor al cual regresaba siempre en mi mente y deseaba repetir. Entonces le propuse echarnos sobre la cama para hablar de lo que quisieras en una posición más cómoda y relajante. En mi mente sólo tenía un tardío sentimiento de culpa. Sin embargo, no tuve tiempo de actuar según lo correcto y coherente, pues la boca de mi Canelita, suave y apetitosa, atrapó mi aliento. En un momento estamos encima besándonos impetuosamente. Ya no importaba nada a nuestro alrededor. Enseguida pasamos a una frotación suave dándole la intensidad exacta. Nos despojamos de nuestras ropas, la desvestí poco a poco, prenda por prenda guiando mis manos para que yo recorriera una a una sus extremidades, su duro vientre, sus brazos y piernas firmes, su pecho bien marcado en el cual mi lengua se paseó profusamente. Esa mañana sobre el lecho de amor fue suficiente para sentirme amado por ella, y sobre todo que ella comprendió que la amaba intensamente, era una mezcla de tierna y salvaje intensidad. A partir de aquel encuentro tuvimos que volvernos un par de buenos actores para enmascarar a la perfección nuestras ganas de tocarnos. A ninguno de los dos le bastaba un par de horas, queríamos pasar más tiempo juntos, para hablar de cosas que ambos compartíamos.
Desde allí nació un amor puro, sin límites, desde allí nació una hermosa Burbuja Azul, que solo pertenecería a nosotros dos, y esa burbuja seria la que nos permitiría estar juntos cada momento y a cada instante. Cuando no nos veíamos por motivo del estudio y del trabajo, era una fiel costumbre entre nosotros escribirnos cartas, llamar por teléfono, escribirnos por email, chat. Era evidente y palpable que rebosábamos de felicidad, y eso nos hacía muy feliz.
Cuando recordaba el día en que te conocí, recién hacía cuatro meses atrás, yo te mire sigilosamente de reojo, quizás para impresionarte con mi seriedad, pero tu alegría y tu hermosa mirada me puso en alerta sentimental, mi corazón comenzó a latir de manera extraña, y cuando viajamos a un lugar de mucho frió, nuestra energía se conecto sin saberlo. En ese momento me encontraba imbuido en mis estudios y mi trabajo. Pero uno nunca puede ordenar a los sentimientos como en el teclado del computador, no se puede cerrar las puertas y convertirse en una ostra, enclaustrarse por siempre en uno mismo por temor a ser herido. Canela a sus veinticuatro años estaba más bella que nunca, radiante y dichosamente comprometida con su vida. “estoy enamorada de ti”, me reveló un día mientras chateábamos y fui muy feliz porque sabía que mi amor hacia ella no era el equivocado, era muy real.
Nos vimos y besamos en cada encuentro, que lindo eran esos encuentros, llenos de misterio, de amor, de dulzura, recuerdo que un día en mi oficina, nos amamos intensamente, dejando de lado nuestros prejuicios y nos entregamos al amor con fuerza e intensidad. Que bella eres mi Canelita, siempre te voy agradecer por tanto cariño y amor. Siempre me preguntare si alguien sospechó de lo nuestro. Sé que nuestro clandestino romance fue tan verdadero como la primera vez que sentí tu penetrante mirada, todo esto vuelvo a traer a la memoria en el mismo lugar donde ocurrieron los hechos, donde tú y yo fuimos dos personas en la plenitud del amor.
Pasamos muchas dificultades todo este tiempo, pero nuestro amor siempre estaba allí dándonos fuerzas en todo y alentándonos a no caernos jamás. Eso a mí me ayudaba mucho porque siempre estaba ella allí, aconsejándome, siendo mi amiga, mi confidente, mi dulce amor y me hacia estar siempre fuerte con tanto cariño que nos entregábamos.
Para mi suerte o mi desgracia mía, un día me lesione un hueso, y de allí sentí un cambio extraño, que al principio quise dejar pasar por alto, quizás porque me decía deben ser cosas mías, pero sentía que algo pasaba, me aleje de ella porque estaba en casa, la llamaba de vez en cuando, pero un día me llene de temor, las cosas a veces ocurren de forma por demás imprevisible como los deseos y los instintos, y quería ir a verla para saber cómo estaba, y cuando la vi, su dulce mirada me decía que estaba bien, y que me extrañaba….me dije son cosas mías.
Fueron nuestras mejores estaciones de las que, cuales cómplices trasgresores, disfrutamos durante todos estos meses continuos; período en el que un amor creció muy fuerte. Habían transcurrido casi cuatro meses desde aquella primera cita de amor al dulce silencio de una habitación, se acercaba la fecha de san Valentín y a ella se le acumulo el trabajo, y quería verla, y ella me decir que también quería verme, pero siempre estaba ocupada, hasta que un día se apareció en mi oficina, estaba hermosa y su mirada que me cautivaba, solo nos pudimos robar un beso por las muchas miradas que nos podían ver, de allí ella seguía ocupada, hasta tenía pensado estar el día de San Valentín con ella, la quería para mi, solo un momento, no pedía más, irnos almorzar quizás a beber algo, pero no se podía, entre en melancolía y tristeza porque no entendía porque el distanciamiento, si antes podíamos vernos en cualquier momento, nos bastaba solo 10 minutos, pero ella me decía que no podía, me sentí muy mal, pero no quise decírselo, para no hacerla sentir mal a ella, me decía, al final quien soy yo para ella, que derecho tengo para decirle algo, solo me quedaba comprender y aceptar, pero me resistía, pero sentía más dolor y pena.
Hasta que un día 18 del mes de febrero, me da una confesión que termino con fulminarme, que lo nuestro no debía seguir mas, que solo me ofrecía su amistad, porque no quería hacer daño a más personas, que irónica es la vida, pero casi utilizo las mismas palabras que yo en un primer momento le dije para separarnos, y ahora como espada de Damocles, cae sobre mí, que dolor siento, que pena siento, porque ahora quedo solo y triste de amor, nadie llenara mi amor como lo hizo ella, nadie será como ella, y nadie he amado como a ella. Qué tristeza tengo en el alma, que Dios me ayude a superar esto, porque yo no puedo. Canelita, mi dulce Canelita.
Qué difícil es todo esto, solo me queda recordar los buenos momentos, y desearte lo mejor, gracias mi Canelita por todos los momentos felices, te voy amar siempre, quizás me acobarde en decirlo, pero es cierto te amo con todas mis fuerzas.
Por un momento, por unas horas, por unos días, por algunos años o tal vez para siempre cerraré mi diario, la fuente absoluta de lo pasado, en donde escrito están los relevantes hechos de mi vida, no tengo palabras para concluir esta Historia que ojala y espero que nunca termine, te amo mi Canelita desde lo más profundo de mi ser. Solo quiero que la Burbuja Azul nos una de nuevo, porque no puedo estar sin ti Canelita. No puedo, te habrás llenado de fuerza para decirme lo que me dijiste, pero en el fondo se que no sientes decir eso, lo sé.
La burbuja azul… siempre estará allí, siempre.
(Anónimo)
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