Nunca tengas miedo del futuro

Eran vacaciones y con unas amigas nos metimos a un curso de vacaciones. Un día llegué muy temprano y ellas no llegaban. Comenzó la primera clase, me di cuenta de que había alguien nuevo que me estaba mirando. Pasaron unos días y mis amigas y yo comenzamos a hablarle. Él se llamaba Alberto, yo me comencé a enamorar de él, siempre quería estar con el, mis amigas comenzaron a decir que yo le gustaba. Y de alguna manera yo lo sabia, porque siempre quería estar junto a mí y me apoyaba en todo.
Comenzó a hablarle a una de mis amigas más íntimamente. De alguna manera yo sabía que hablaban de mí, supongo que tiene que ver con el sexto sentido. Mi amiga me dijo en secreto que hablaban de mí y de que se me pensaba declarar. La verdad es que yo sí quería que lo hiciera, pero el problema es que no me dejaban tener novio, pero no me importaba.

Los días fueron pasando y llego el fin de curso y sabía que lo más posible era no volvernos a ver. Él comenzó a decirle a muchos que le gustaba y no me incomodaba, pues en verdad me gustaba, era le primera vez que me enamoraba de alguien. Llegó el ultimo día y esperé que me dijera algo, incluso mis amigas nos dejaron solos, pero el no me dijo nada. Cuando me llegaron a traer tuve la esperanza de que me dijera algo, pero no, me despedí de todos sabiendo que quizás no lo volvería ver, lo abrace y me fui.

En el auto comencé a llorar, no se bien si porque no lo volvería ver, si era porque no me había dicho nada o si fue porque el no sentía nada por mi.

Llegue a mi casa y me llego un mensaje:

-Hola.

Yo sabia de quien era, sabía que era de él, pero respondí:

-¿Quién eres?

-La persona más tonta del mundo.

-¿Quién?

Pregunté:

-Soy Alberto.

Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente, no se si le respondí pero me llego otro mensaje.

-Me gustas y mucho y no sé que piensas.

No sabia que decirle, la verdad era que me gustaba y demasiado pero aun así le respondí:

-No sé que decir.

No seguimos hablando, pero esa noche estuve muchas veces cerca de mandarle un mensaje en el que le decía que también me gustaba. Pero el miedo a que podría pasar si mi mamá lo descubría no me dejó hacerlo.

Pasó una semana, quizá, no lo se bien. Sólo sé que le mande un mensaje, presionada por todo. No se bien que decía, pero el punto era que no me gustaba. Cuando mandé el mensaje me sentí tan mal, porque la verdad es que estaba enamorada de él. Me pregunté tantas veces porque lo hice y qué hubiese pasado si le hubiese dicho la verdad. Pero jamás llegue a olvidarle. En otro curso me gustó otra persona pero no era lo mismo, Alberto aun me gustaba.

Un día le volví a hablar y supe que aún estoy enamorada de el. Pero sé que lo desprecié sin querer y ahora solo podemos ser amigos y, aunque me duele, sé que tuve mi oportunidad y la deje ir.

Un consejo: Nunca tengas miedo del futuro, solo atrévete porque te puede doler mucho después.

(Anónimo)